domingo, 2 de octubre de 2011

Cada domingo de otoño



Dormiremos hasta las dos de la tarde 

cada domingo de otoño 

y despertaremos enredados 

entre las sábanas, con la ropa 

por los suelos y las cortinas 

totalmente cerradas. 

Te haré la comida somnoliento, 

estarás sentada en la cocina 

mirando hacia la ventana, 

vistiendo una camiseta ancha 

y esa luz caleidoscópica será diferente 

cuando me siente frente a ti, 

frente a nuestros dos platos. 

Volveremos a empaparnos a la cama 

para quedarnos dormidos 

cuidando bien nuestros sueños. 

Al despertar habrá 

música, bailes, besos y vino, 

y más de cien razones 

para volvernos a meter en nuestra cama.

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