Ahí está esa ilustración
que nos refleja en la sal
de aquella playa,
mojados y hambrientos,
alocados en nuestro líquido amniótico,
buscándonos los labios y los tendones.
Ahí estamos tú y yo,
como esa canción que nunca acaba,
tratando de encontrarnos,
con pies temblorosos y de plomo,
con el dolor y las heridas.
Pensando en esa imagen,
que sabes bien, que no es uno de esos recuerdos
de los que hablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario