Volverá aquel viaje de botellas escondidas,
de secretos a medias, con copas para dos,
volverán como gritos animales aquellos acordes
de Nirvana, de Pink Floyd, de este poema
que se abre en abanico.
Marcará el paso, el fonema, el grito
un viaje que empezó cualquier noche
de diciembre,
pequeñas cafeterías enjauladas,
una canción en francés, cajas de lata.
Marcará todo el peligro,
el arco, la flecha
clavada en cualquier santo.
Mecerá todo el camino la hoja
trepidante y fría
de un deseo escrito
para dos cuerpos.
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