lunes, 3 de octubre de 2011

Para quedarse dormida



Tenía esa extraña facultad para quedarse dormida 

en su habitación de colores rojizos, 

tenía aquellas botas negras que paseaba 

por todas las ciudades que pisaba, 

tenía un lunar imperceptible escondido 

en alguna parte de sus labios, 

tenía una playa donde mojar las uñas 

pintadas de rojo de sus pies, 

tenía una madriguera en la que sumergirse 

cada noche y un gato que le sonreía, 

tenía esa forma de bailar 

que hipnotizaba a todos los hombres y serpientes, 

tenía un verano lleno de cafés con hielo, 

besos de ceniza y cerveza congelada, 

tenía aquellos libros para olvidar 

el dolor y pensar en las promesas, 

tenía una rayuela para saltar por días 

llenos de poemas que hablaban de ella.

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