Dos amantes mojados de vuelta a casa
por esta extraña lluvia caliente de octubre,
caminan entre trenes y autobuses
con nuevos billetes de vuelta,
tras el sonido perdido entre las sábanas
de una caja de música de voz francesa.
Dos amantes mojados se ven las caras extrañados
en una estación que fue de agosto:
ella lleva fuego color ocre a la altura de su pecho
y deja esa sombra de muñeca en cada espejo,
él pisa con sus botas sucias los andenes
y busca entre los verdes una luz a ti debida.
Dos amantes mojados tocan con sus manos el otoño
y le ponen una vela a cada duda,
encienden recuerdos de vino, de lágrimas y espinas,
se lamen las heridas con gritos, con canciones que les gritan,
se envenenan con el perfume de cada carta perfumada
y mueren juntos empapados cada noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario