A una musa.
Si no entendiese de mitología,
no hubiese visto en tus muslos
la viva imagen de Pandora,
o el Bello Mal de tu verde
tras el humo de un cigarro.
Si no me gustase correr riesgos,
ni siquiera me hubiera planteado
cerrar los ojos en tu cama,
tampoco pasear por febrero
de tu mano en la Gran Vía.
Si no fuese aprendiz de brujo,
el vino que baja en mi garganta
sería sonrisa y carcajada,
no melancolía
que mancha tus paredes.
Si no hubiese en ti algo de musa,
no tendrían tus pestañas
tanta aura de misterio,
tampoco cortarías los alientos
y ni siquiera inspirarías este poema.
Si no fuese poeta,
no sería yo el que escribe
echándote de menos,
de camino a una ciudad
que no es la tuya.
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