Yacer muerto boca abajo
en mitad de una piscina
debe ser algo memorable,
como lo debe ser desenfundar un revólver
en el momento más tenso del film
o besarle los párpados a la estrella protagonista:
esa que mira a cámara
con unos ojos que te hacen ir a la guerra,
robar bancos o traicionar a tu mejor amigo.
Pero luego llega el fundido a negro,
y los créditos no cuentan
cómo se seca tu máquina de escribir,
ni cuántas recetas se necesitan para poder dormir.
Quizá sea por eso que detrás de los atrezzos,
algunos poetas alquilemos
tan barato el corazón,
o alcemos la copa en memoria
de aquel verano eterno,
de aquellos días que no llegaban al crepúsculo.
Es peligroso follar con poetas, pueden perder la inspiración y entonces qué.
ResponderEliminarMe ha gustado :)
Hasta de los peores polvos se puede sacar poesía.
EliminarFav.
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