No te fíes del sosiego de la noche
porque en su moneda se tejen las cárceles
de los que amamos mucho.
No pretendas asegurar cada paso,
ni te intentes adueñar de tus zapatos;
no conoces los sustratos,
no te pertenecen la raíces
que mantienen tu equilibrio.
Cuida los cuchillos porque en sus filos
se guardan las imágenes,
la sangre del recuerdo sabe que el metal
es el mejor conductor de la tragedia,
que el vino que se resbala por las mejillas
siempre fermenta mejor
cuando nuestros fantasmas siguen vivos.
Y es por eso que las lágrimas
giran alrededor de los metales,
como yo camino alrededor de las monedas de la noche,
admirando sus bordados, sin poder girarlas;
es por eso, por lo que desde el otro lado del recuerdo,
tú paseas por el enjambre de mis sueños
con una moneda al cuello.
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