Una pequeña nana para el ronroneo
que no da vueltas en la cama
y baja las pestañas hasta el sueño.
Una pequeña nana de flauta dulce
para domar fieras en pijamas
de ojos verdes y piel clara.
Una pequeña nana de deseos
escritos en las sábanas
que nos dice hasta mañana.
Una pequeña nana en un poema
que nos llena los pulmones
del placebo de la escena.
Una pequeña nana en una almohada
te duerme entre vaivenes
de palabras descontadas.
Una pequeña nana en un aroma
de incienso y madrugada,
sin lengua y sin idioma.
Una pequeña nana en un terceto
borra las imágenes
y despierta los secretos.
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