A A.
La vida se sube en autobuses, en trenes
que terminan en la comisura de tus labios.
La vida hoy es un segundo en el que imaginarte
nunca llega a la meta, como el Aquiles de Zenón.
Seguro que tú duermes mientras yo escribo
otro viaje sin poder borrar la última palabra,
o desandar el último kilómetro recorrido.
Aquí llueve, tanto en mi asiento como fuera
y me pregunto cuándo lloverá entre tus sábanas,
cuándo llegará junio al calendario.
Mientras los camiones dejan su estela de lluvia,
pienso si debería escribir tu nombre en este poema
como un breve abecedario de seis letras,
o esperar a escribir mis dientes en tu cuello
sin saber siquiera cuándo podrás leerlos.
Cuánto deseo contenido en un poema. Los 'trenes acabando en la comisura de tus labios' me han hecho pensar en jadeos a mitad exhalar.
ResponderEliminarTe sigo y te leo.
Precioso,encanto...
ResponderEliminarBonico :)
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