No dejaré que tus pies toquen el suelo,
no dejaré que sientas el frío
llegando a las rodillas,
ni siquiera que las dudas te rocen.
Te llevaré en brazos al momento de los sueños,
a un lago de aguas cálidas
para que tu piel se cubra de otros tiempos,
de otro espacio que llene tus pulmones.
Colmaré cada cavidad de tus entrañas
con vapores de otros mundos,
te sumergiré en caldos primigenios
hasta que se diluyan tus fantasmas.
Será una pequeña muerte
de gritos sordos, un bautizo
que detendrá tus pulsaciones
en la matriz indefinida de un segundo.
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