sábado, 24 de septiembre de 2011

Descripción



Viernes, veintitrés de septiembre, 

otoño en el hemisferio norte, 

sudores fríos y recuerdos de mayo, 

una pizza en el horno 

y la habitación patas arriba 

como en una obra abstracta, 

la almohada en el suelo, 

el albornoz encima de la silla 

y una mesa con un plato 

y dos botellas vacías, 

el armario lleno de ropa arrugada, 

la cama -como era de esperar- deshecha, 

el balcón de par en par abierto, 

ojeras y ruido en la calle, 

las hojas cada vez más secas, 

más ojeras en mi cara, 

a veces media sonrisa, 

a veces el cojín lleno de lágrimas, 

suena un disco en el ordenador 

y mi móvil ha estado en silencio toda la tarde, 

huele a suavizante y a vino blanco, 

en mi cabeza dos palabras que no quiero escuchar 

y una distancia que ya no se mide en kilómetros.

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