Cuando mueras, besaré tu lápida
para conocer realmente
qué es el frío.
Mis labios en contacto con la piedra
se cerciorarán de lo que confirmó
tu carne.
El suelo soportando mis rodillas
quizá susurre que puede haber muerte
aunque no haya olvido.
Pero antes de que nos alcancen los disparos,
te invitaré a cenar, a correr por los museos,
o a robar bancos.
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