jueves, 18 de agosto de 2011

Sonata de amor en un museo



La música viaja en barcos hundidos, 

vive con el eco de los museos donde duermen 

hombres de hojalata y preciosos metales volubles. 

Tú caminas y ríes iluminando todo 

con tu cuello y tus clavículas, curioseas 

cada cuadro, cada obra en movimiento, 

balanceándote sobre una marea serena y silenciosa. 

Recorres con tu mirada verde 

el espacio hueco de un edificio que huele a mar 

y tus sandalias escriben una partida de ajedrez 

pisando casillas de colores imposibles. 

Rodeada de creación respiras la fuerza y el motivo, 

la pequeña cicatriz en tus rodillas es una firma, 

una rúbrica que le pone nombre 

al hermoso poder del arte.

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