Ahora que están muertos los veranos,
no volverán los pájaros que emigran
y nadie dirá nada por si despiertan
las semillas dormidas.
Pero aún sí , los vivos trazarán metáforas
para construir sus dramas
y sus semáforos en rojo.
La cámara seguirá girando
ante un escenario que diseca
la lluvia antes de que toque el suelo.
Nada se sabrá de los hospitales vacíos,
ni del luto con el que se visten las semanas.
No se sabrá nada,
porque nada es lo que se leerá
en los periódicos de mañana,
porque la carta de ajuste teñirá
todos los canales
hasta que cambien los vientos,
o se desdibuje el calendario
antes de que las raíces empiecen,
desde dentro, a remover la tierra.
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