No me cegará de nuevo el sol de enero
con su caleidoscopio lleno de afanes,
desequilibrios, confidencias y secretos.
Pero tampoco giraré la cabeza
para dejar de ver su intrépido alarde,
sabiendo que, aunque el prisma cambie
y deslumbre con su eterno engaño,
tras ese fuego de mitos, fábulas y ficciones,
se vislumbra esa verdad que no conoces
ni conozco, aquella con la que nos encontramos
jugando a tientas por los ingenios de las artes,
esa certeza inequívoca del engranaje
con el que están hechos los relojes,
la lujuria, el génesis y el encaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario