'Y es que aquí, siempre, en cualquier tiempo, son las seis. '
¿Se sustentará aquel castillo
que dibujó Magritte en los cimientos
invisibles de los que intentan
agarrar las riendas del viento?
¿Se nos aparecerán los fiordos
en las tapas del los libros
por los que pasamos el verano,
en esa búsqueda constante de Oliveira?
¿Volverán a las seis de la mañana,
mojados y lentos, pero también fugaces
como Lágrimas de San Lorenzo,
aquellos besos, aquellos amantes?
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