domingo, 30 de noviembre de 2014

Última madrugada de noviembre



La última madrugada de noviembre

huele a muerte anunciada,

a la sangre de un ajuste de cuentas

corriendo por carreteras secundarias.

La última madrugada de noviembre

cruza por lugares comunes

y llamadas a comisaría.

Te visita como un fantasma

escrito en carne y verso,

entra en tu portal a las seis de la mañana,

te saluda en el trabajo,

firma tu contrato de divorcio.

La última madrugada de noviembre

es un billete de ida

comprado en el último minuto,

un trámite en la oficina de aduanas,

una excursión al matadero

o una cicatriz para el recuerdo.

La última madrugada

suena más como una muerte dulce

que como un tiro en la nuca.

Si hacen oído aún pueden escuchar

cómo se cierra la puerta del tercero,

cómo quedan solo los ecos

y la radiación de fondo.

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