lunes, 14 de julio de 2014

Cuando Nietzsche habló del eterno retorno


«Vos no elegís la lluvia
que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.» 

Rayuela, Capítulo 93.
Julio Cortázar



Una ola de calor

asolará esta semana la ciudad,

dice el televisor en la cocina;

una ola de calor que se extenderá

como la radiación por la feria de Prípiat,

el óxido de los columpios abandonados

o el cáncer de una nostalgia que se pronuncia.


Anoche volví a pensar en ti

mientras me suicidaba en otros labios,

recordé minuciosamente aquella vez

en la que interpretamos entre ginebra

el capítulo 7 de ese libro de Cortázar,

pero la luna ya no tiembla en el agua.


Anoche volví a pensar

en aquellos largos puentes sujetos

por ambos lados,

en los mares que no nos salvaron,

en las distancias insondables

por las que elegimos sumergirnos.


Debe de existir la cura para este ocaso


que se extiende por mi sistema circulatorio

destrozando un corazón ya cansado

de hacer funcionar un cuerpo enemigo,


que oscurece mis entrañas

con su sangre adulterada con petróleo.


Quiero volver a ver tu herida

junto a la mía

y follarte tan despacio que el tiempo

haga girar al contrario las agujas del reloj

hasta llegar a aquel día

en el que la vida nos sorprendió

-indefensos-

en la puerta de un concierto.


Quiero volver a leer los abecedarios

de nuestras lenguas primigenias,

meterme en tu bañera,

fumarme tus cigarros,

que cuentes con tu boca los dedos de mis manos.


Quiero volver a dar el salto.


Una ola de calor

asolará esta semana la ciudad,

dice el televisor en la cocina…

Poema escrito a cuatro manos con Marina Alcolea
http://fantasiaindefinida.blogspot.com.es/


 

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