jueves, 21 de marzo de 2013

El Fango y la Manzana

Para M.


Quisiera pensar que tu tormento 

es un fiel y amargo reflejo del mío, 

que aquel llanto suena por aquello 

de lo que yo ya me olvide de llorar, 

que la inocente voz que se quiebra 

al otro lado del teléfono 

sólo es el sinónimo de mi odio 

a los carteros. 

Porque esas pastillas 

deberían recorrer antes mi esófago 

que las rutas de tu desconsuelo. 

Y es que estoy seguro de que la pureza 

no debería permanecer 

tanto tiempo en el fango, 

al igual que las manzanas 

nunca deberían pudrirse.

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