Hay un tipo en la tele hablando
del Estado Islámico,
mientras el gato hace de las suyas
en el pasillo.
Hay un tipo mirando la tele
sentado en mi sofá
y escuchando como mi gato
–o el suyo–
la está liando en el pasillo.
Otro como yo
escribe hasta a las tantas
porque sabe que no es él
el que mañana tiene
que ir a trabajar.
Y yo, que ni oigo, ni veo, ni escribo,
me descuelgo ciego y sordomudo
por un lado de la cama
porque se me han secado las palabras
de no usarlas
y necesito meterlas en remojo.
Genial.
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