Las raíces trepan por los brazos
como una pitón que se enrolla por mi cuello,
contraen mi faringe y oprimen mis muñecas,
las raíces marcan mi piel a latigazos.
La clorofila es un veneno que sella las heridas
y deja la señal de un tajo verde.
Una celda de cerrojos húmedos las raíces,
una celda viva que estrecha sus paredes
y comprime los órganos.
Un recuerdo del origen oscuro de la vida
entre cálidos barros y vapores
que como el humo del cigarro
que te fumas tumbada en el suelo,
marcan el aroma de la creación.
Las raíces son tus dedos exprimiéndome
la vida y sus espinas son tus dientes
que dibujan geografía.
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