Sólo eres una chica de provincias
con la que podría ir de la mano,
paseando las aceras.
Serías mi juventud endemoniada
de ojos claros e inocentes,
si supiese algo menos de latín.
O quizás, el sueño de una noche de verano
atropellado por todas las estaciones,
si no cogiese ningún autobús de las siete.
Serías un reloj de bolsillo, sencillo
y hermoso, que no marca los horarios
y no rompe con mi destino.
Una apuesta para no correr riesgos,
la herencia de un héroe caído
sin himnos para el recuerdo.
Ojalá supiese amarte y olvidar
la poesía como olvido las raíces.
Ojalá fuese otro yo,
el que ahora, a las tantas de la noche,
no está escribiendo esto.
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