La ciudad es el refugio del anonimato,
las caras detrás de las ojeras se reservan
el sustantivo, las arrugas, el calendario;
Los cines y los teatros son el arrebato
de mis ojos de cristal y montura que observan,
por serenos pasos de cebra al lobo estepario.
Los coches rezan el insulto y el abecedario
al parpadeo del semáforo, a la duda
de un peatón (corbata negra y maletín de cuero),
que mira como grita la aurora su rosario,
con la garganta rota, una voz peliaguda;
piensa en el frío de su cartera bajo cero.
La vida vuelve a casa por el largo sendero,
por el camino a su calvario de disimulos
y horarios, por las manillas del reloj que esperan
volver a ser importantes para el usurero
que es el tiempo, cuando noble absuelve con sus bulos
mis dedos tiernos, que por arañarlo se esmeran.
es genial! gracias señor bohemio!!
ResponderEliminarBohemia pura y dura? pide un erasmus a Paris
ResponderEliminarTe quiero
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