jueves, 2 de junio de 2016

Este poema no tiene título porque no tendrá lápida


Después de un ejercicio de tristeza,

de ver el esperpento en los bares

y en las noches ese rezumar

de polillas y humo;

después de dejar reposar los huesos,

de limpiar las heridas de la carne.

Después de parir el poema,

resbaladizo y ensangrentado,

de traer desde otro mundo

la masa informe de un poema

que no tiene madre ni padre,

ni boca para amamantarse.

Después de amar a través

de todas esas máquinas nostálgicas,

del sexo triste y las fronteras.

Después, se apagarán las luces,

y poco a poco todo irá muriendo;

incluso el poema.

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