sábado, 26 de abril de 2014

Lo otro, yo mismo inconcluso



Dejar las habitaciones vacías,

los platos sucios y las copas rotas,

la caída de los cuerpos en suspenso.

Fundir la pregunta con el negro,

lo otro con sus cenizas,

el corazón del uranio con los cigotos.

Sentir el pulso del tendido eléctrico,

la garganta llena de raíces,

el deseo de la mariée desnudada.

Saborear las estatuas de coltán,

el vientre del cinematógrafo

el diseño inteligente de las palabras.

Volver al vientre de las selvas,

a exhumar el mito de sus entrañas,

al imperio del revólver y la musa.

Sucumbir por fin a la condición de lo real,

a la naturaleza de la palabra-imagen,

a todo aquello que me es propio.



Y a su otro.

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