lunes, 24 de marzo de 2014

El enterrador



El poema es la cópula

que no llega a ningún sitio,

como un tren de mercancías abandonado

en mitad de la vía,

o los ojos de un animal atropellado

sobre la línea discontinua.




El lector no es un novato

al que el capitán le pega bofetadas,

sino el machete que no duda

y le saca el intestino al enemigo,

el que descubre sus verdades

cuando cava las trincheras.




El poeta no es un ladrón de guante blanco

ni los dedicados dedos del pianista,

sino el enterrador que encubre

con hierro y letra,

asfalto y sangre,

aquello que todavía no conoce.

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