domingo, 20 de enero de 2013

Un último poema



No son nuestros secretos, 

son únicamente mis problemas, 

son las pesadillas que me rondan, 

como siniestros pretendientes, 

por la noche, 

otras vidas por las que despierto 

con copas de salitre derramándose 

en mis ojos, 

otras vidas por las que te vas 

con cualquier cretino, 

no a follártelo en la playa, 

sino a jugar al final de la escapada 

por mi ciudad prohibida. 

Pero eso, al fin y al cabo, simplemente es otra vida, 

no es el tacto de la almohada 

sobre la que se dilatan mis pupilas, 

porque aquí, a este lado, 

ya no me abruman ni cretinos, ni ciudades prohibidas, 

sino que es tu absurdo juego de madrigueras y secretos 

el que me despoja de los sueños, 

el laberinto en el que me hallo inmerso 

donde ganar es renegar, 

donde te sirvo en bandeja 

aquel perfume que siempre quisiste oler, 

el tufo a placer y decepción 

de una última noche, 

o de un último poema.

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