Escuece la mirada
cuando la ventana divide el blanco
y flotan las motas de polvo
en suspensión, como lámparas de araña
colgadas desde el techo,
o diminutos ojos de pez
ahorcados con hilo de pescar.
Pero cae el día cuando
corta esta lluvia plateada
hecha de filos de navaja y nácar.
Corta las cuerdas de todos los ahorcados
que, cuerpo a tierra, se precipitan
y quedan como perros tumbados
a un sol que se liquida.
Corta la lluvia todas las manidas lámparas arácnidas
que se desploman hacia el suelo estrepitosas,
la carne cruda del recuerdo,
la cruda calma de un domingo
donde parece no pasar más que la misma nada.
Wonderfull.
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