miércoles, 24 de marzo de 2010

Ni despacio, ni deprisa




Vestidos de negro, pueblan aceras
Y  avenidas, con entrañas vacías,
Almas hojalata, venas de mercurio…
Persiguen, como el agua en las peceras,
La bravura, el hedor de las bahías,
Gritos marineros, malos augurios…

Bien trajeados, con cota de malla,
Maletines de cementos armados,
Cejas cabizbajas y ojos en blanco.
Lentos, como sí sangre de metralla
Fluyese por cauces atormentados,
Dejan, ya al corazón tullido, manco.
Colocan en su solapa medallas
De no haber ganado nada a los dados
Del amor, de esclavos ser de los bancos.

Mueren viejos, con nietos y familias,
Grandes casas y jugosas herencias.
Sin saber del rocanrol o la risa,
No dan cuenta entre sus fobias y filias,
Que no han tenido la santa decencia
De vivir ni despacio, ni deprisa.

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