Mis ojos:
se evaden e invaden dadaistas
puntos clave, con bemoles que sollozan
y maullidos cubiertos de pétalos de rosa disecados.
Mis pestañas: dubitativas y paranoicas, obituario de subjuntivo
que absolutivo, acata la ley seca que ataca tu deseo.
Mi iris: refleja profunda ficción, apagado tizón
que te enciende, violas el toque de queda.
Condenado indecente, displicente,
inocente.
Si es que ya no puedo hablar...
ResponderEliminarson las vías que me atrapan
son los trenes que colapsan
este absurdo vendaval
este tunel de alquitran
siempre más iluminado que las
víctimas de luto encarnizado
que lo cruzan sin haberse enamorado y
que pasan sin pasar...
la ley seca trae deseos secos y ansiosos
ResponderEliminarLas pestañas, acaban quemando, aunque sean de escarcha.
ResponderEliminarMe estoy sumergiendo de lleno en tu blog, y cuanto más leo más me jode no haber estado la semana pasada.
ResponderEliminarYa he hablado con César y me ha comentado un poco por encima qué tal fue todo.
A ver si un día quedamos e intercambiamos impresiones, aunque ahora con el final de curso va a ser difícil. De todos modos, esto acaba de comenzar