domingo, 21 de febrero de 2010

Mortales, los hombres.



Bajo un cielo encalado, agonizan
Los años del deshielo y la pasión,
La piel arrugada de Dorian Gray
Se mira en un espejo de papeles mojados,
Entre la lluvia sucia de los charcos
Y el contaminado rocío de la ciudad.

La Verdad, acechando entre las ruinas
Del destino, nos muestra la ambición en la hoguera,
El talento penado por Caronte
A remar como esclavo en sus galeras.
Mortales, los hombres que sueñan con desplazar
Con los ojos la guadaña de la negra dama,
Que desafían con versos la huella del tiempo
Que esperan y que aspiran al honor y la fama.
Mortales, los hombres que buscan la eternidad.

La Piedad, de rostro eterno, los mira
Con la implacable ley de los segundos
Escrita en la erosión del manto que la
Cubre. Los gatos más sabios conocen
La tristeza de la noche cuando el sol despunta,
Cuando las familias en sus quehaceres, duermen.

martes, 16 de febrero de 2010

Dos poemas sobre el tiempo, la rutina cíclica, el futuro, la nostalgia y el quehacer

Siempre hablando de minutos:
Hace tanto de, falta tanto para…
Siempre a caballo entre ayer y mañana,
Entre la cuerda floja del pasado,
La jaula con leones del futuro,
O las estampidas de migrañas del recuerdo.
Siempre de salto en salto, indecisos
para volver a ser lo ya que somos
O de inventar quinielas para ser.
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Los Viernes acaba el mundo,
Sábado: veinticuatro horas para otro Domingo.
Tienes certeza del Lunes apocalíptico,
Ríe el Martes cuando cavilas Sábados,
Miércoles como triviales puntos de inflexión.
Mañana pensarás el Viernes, Jueves.
Días; inconscientes del calendario,
Cíclicos en las semanas, enfermos crónicos
Del “seré feliz mañana.”