El esperpento acecha a las cerillas,
Para usar sólo en caso de algún juego
Peligroso que pueda encender fuego,
Después de que se apaguen las bombillas.
Entra en las dulces llamas a hurtadillas,
Prende una, mira arder, entre los ruegos
De tus paños mojados, tu fuerte ego.
Tu realidad endulza mis mejillas.
Clava los alfileres de sus ojos
En los viejos ojales en desuso
De tu blusa. Los gruesos hilos rojos
De sus labios se quieren dividir
Y valiente, salir deja a su lengua,
Dispuesta a morder, pero sin herir.