lunes, 23 de julio de 2012

Magritte en los fiordos



'Y es que aquí, siempre, en cualquier tiempo, son las seis. '




¿Se sustentará aquel castillo 

que dibujó Magritte en los cimientos 

invisibles de los que intentan 

agarrar las riendas del viento? 

¿Se nos aparecerán los fiordos 

en las tapas del los libros 

por los que pasamos el verano, 

en esa búsqueda constante de Oliveira? 

¿Volverán a las seis de la mañana, 

mojados y lentos, pero también fugaces 

como Lágrimas de San Lorenzo, 

aquellos besos, aquellos amantes?

domingo, 22 de julio de 2012

Caleidoscopio



Tuve una rubia, una morena, 

un reloj vacío de arena 

en medio de un desierto, 

una gota de vapor de agua 

mojada de rabia contenida 

en frascos menguantes. 

Juegos de manos, 

dados de trilero rodando 

por sábanas de vino, 

un tinto descuido 

que se me colgó del cuello, 

una noche de gatas. 

Cajas llenas de Mediterráneo 

guardadas en mi mesilla, 

una aspirina caducada 

que se curaba del olvido, 

un sable, un recuerdo, un cuchillo, 

un cheque a nombre de Cupido. 

Tuve la miel en los labios, 

una cena de perfectos idiotas, 

un consejo de tontos 

inexpertos en la nada, 

tu cabeza, Medusa, 

en la entrada rota de un espejo.

jueves, 5 de julio de 2012

Hasta cuándo



No conozco otro idioma que el recuerdo 

y sé que olvidar no es más que quedarse mudo. 

Por eso grito aquella cama compartida 

que supo nuestra sal, nuestra palabra 

o nuestro silencio, que fue el silencio 

de los que recién terminan de amarse. 

Grito el mar, recojo mi propio eco, 

como él se recoge a sí mismo en su resaca, 

como nos albergaba en las raíces de su playa 

o nos suspendía en su interior, 

disfrutando de la fortuna o la desdicha 

de ser nosotros también agua. 

Grito la mañana por la que dejaron sus surcos 

los aviones viajando en rutas indefinidas. 

Grito con la garganta descosida entre las manos, 

como cantan los gitanos, esa verdad 

que tanto se parece a la noche que mojamos 

nuestros cuerpos en una intuición de lo que es la vida. 

Pero sé que recordar no es sólo el idioma del pasado 

y me cuido de gritar adiós 

ya que no quiero enmudecer por duplicado, 

sin embargo acostumbro a susurrar 

por las curvas del destino 

hasta cuándo, hasta cuándo, hasta cuándo.